Los síntomas de exposición al CO incluyen dolores de cabeza, mareos, náuseas, falta de aliento, fatiga, confusión, agitación y alucinaciones. A niveles altos, el monóxido de carbono puede matar a una persona en cuestión de minutos o causar graves daños cerebrales y otras lesiones. Los bebés, las personas mayores y las personas con problemas respiratorios o cardíacos son especialmente susceptibles.
Bajo la doctrina de la responsabilidad de los locales, los propietarios podrían ser responsables de la intoxicación por CO si sabían de una condición peligrosa en los locales y no lo corrigieron. La responsabilidad puede surgir si un propietario instaló aparatos tales como calentadores de gas de queroseno, estufas de gas y hornos de petróleo y gas, pero no inspeccionó y reparó periódicamente los aparatos.
Aunque la responsabilidad es menos clara cuando un propietario no instaló un detector de CO o no advirtió al inquilino sobre la obligación de probar el detector de CO, se debe presentar una demanda contra el propietario por este fallo, especialmente si se producen lesiones graves. En el incidente de Brooklyn mencionado anteriormente, el propietario pudo haber sido encontrado negligente si él o ella hubiera instalado el dispositivo y no le dio el mantenimiento necesario mediante la instalación de baterías, al igual que los casos que implican detectores de humo.
Los inquilinos pueden protegerse solicitando que un propietario inspeccione el sistema de calefacción, el calentador de agua y cualquier aparato de combustión anualmente. Los olores sospechosos no deben ser ignorados. Todos los aparatos de gas deben ventilarse. Las chimeneas deben ser despejadas de obstrucciones. Un detector de CO es útil, pero si un inquilino sospecha un problema, él o ella debe evacuar el edificio de inmediato y pedir ayuda.
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